junio 10, 2011

dos relatos acerca de la muerte de Juan Galo Lavalle



Extracto de Wikipedia sobre los últimos días de Lavalle y su muerte misteriosa.

Lavalle, al frente de 1.500 hombres enfrentó a los 2.500 de Oribe en la batalla de Famaillá, la que resultó en una derrota para el ejército unitario y significó el fin de la Coalición del Norte. Si bien nunca lo supo, pocos días después Lamadrid era destrozado en la batalla de Rodeo del Medio, en Mendoza.
Huyó a Salta, donde pensaba entablar una resistencia de guerrillas; pero los correntinos que había traído sin permiso de Ferré lo abandonaron y regresaron a su provincia a través del Chaco. Esto lo decidió a retroceder hacia la ciudad de San Salvador de Jujuy. Murió en esta ciudad el 9 de octubre de 1841 durante un tiroteo con una patrulla federal.
Los federales ordenaron la búsqueda del cuerpo para decapitarlo y exhibir su cabeza en una pica. Pero los unitarios lograron hacerse de los restos de su lider, cubrirlos con una bandera argentina y un poncho, y luego dirigirse al norte, a través de la Quebrada de Humahuaca. En Huacalera, a orillas de un arroyo, descarnaron el cuerpo semi podrido del general, envolvieron las partes blandas en una bolsa de cuero, y las enterraron cerca de una capilla del lugar. El corazón fue colocado en un recipiente con aguardiente y sus huesos lavados y puestos en una caja con arena seca. Los restos fueron llevados a Potosí, donde fueron recibidos con grandes honores por el Gobierno boliviano, y finalmente inhumados en la Catedral.
En 1842, sus restos fueron trasladados a Valparaíso, Chile, de donde se exhumaron en 1860, para ser traídos a la Argentina. El 31 de diciembre de ese año llegaron a Rosario y fueron trasladados a Buenos Aires a bordo de un vapor. El 19 de enero de 1861 fueron inhumados en el Cementerio de la Recoleta, donde descansan actualmente


Síntesis del Nuevo Diccionario Biográfico Argentino, de Vicente Cutolo.

“En Jujuy una partida enemiga hizo fuego sobre la casa en que se hospedaba Lavalle y una bala casual lo hirió de muerte, el 9 de octubre de 1841. Ante la desgracia los compañeros de Lavalle solo pensaron en salvar el cuerpo. El General Pedernera dispuso que se trasladaran los últimos soldados sobrevivientes con el cuerpo de Lavalle hacia Bolivia.
Tardaron siete días, en los cuales se peleó sin descanso. En medio del camino a Potosí los soldados tuvieron que descarnar el cadáver, tarea que realizó el Coronel Danell. El 22 de octubre se depositaron los restos de Lavalle en la Catedral de Potosí.
En 1861 sus cenizas fueron trasladadas a Buenos Aires y depositadas en el Cementerio de Recoleta.”

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